Las transformaciones sociales y las prioridades de la ciudadanía corren a ritmos inalcanzables para las instituciones políticas, y nuestro número de julio está plagado de ejemplos al respecto. Si para muestra sobra un botón, un recorrido por el escándalo que atraviesa las recientes elecciones del Partido Socialista basta para constatar que el problema excede a esa institución y remite a la fallida implementación del refichaje de militantes. El fracaso de esta medida reabre la cuestión sobre el desfasaje entre la ciudadanía y la institucionalidad que debería representarla.
Presionado por la caída ininterumpida en sus niveles de aprobación, el gobierno apuesta fuerte a dos reformas: la del sistema previsional, y la tributaria. Más allá de modelos de financiamiento de políticas públicas, en cada proyecto de ley se tensa la cuerda en torno a opciones de redistribución, confrontándose sistemas de valores y de respuestas políticas asociadas: soluciones colectivas vs. individuales; libremercadismo vs. regulaciones estatales. Las contradicciones del Gobierno y la fragmentación de la oposición hacen imposible vislumbrar el desenlace de estos procesos.
El Senado ha sido escenario de otro debate crítico para la institucionalidad del país al aprobar la Ley del Cobre, que entre 2010-2019 aportó USD 6.702 millones a las FFAA. Paralelamente, el Ejecutivo presenta la modificación a la carrera militar e introduce cambios en el control de gastos en las FFAA, atravesadas por una crisis de dimensiones, con dos de sus máximas autoridades acusadas de malversación de fondos públicos. En este contexto, la propuesta del Gobierno de ampliar las atribuciones militares para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en las fronteras parece más un chaleco de plomo para la institución y para el país, que un aporte.
En el escenario internacional, por su parte, inquieta la caja de sorpresas que siempre tiene a mano Donald Trump. Tras un G 20 inocuo, el presidente de EEUU abre una tregua en la guerra comercial con China, mientras agita vientos bélicos en el Golfo pérsico y pone en jaque el Acuerdo Nuclear. En América Latina, Venezuela sigue acaparando atención mundial; desde las miradas locales, la visita de la Alta Comisionada Michelle Bachelet en julio, pone fin a las especulaciones sobre su papel en la crisis política y humanitaria que golpea a ese país. De cara a los próximos meses, un hito significativo para la región y, particularmente, para Chile, son las elecciones presidenciales en octubre del país con el que comparte la segunda frontera más larga del mundo. La carrera en Argentina ya largó, polarizada entre las candidaturas de Mauricio Macri y Alberto Fernández. El 11 de agosto próximo, las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se celebran en todo el país, se interpretan casi como una primera vuelta presidencial. El pronóstico, reservado.
Elisabet Gerber
Directora Editorial