Opinión

Un debate económico sin complejos

La economía desfallece. Cerraremos el 2019 con un crecimiento de apenas 2,5%. El 2020 no será mucho mejor y el FMI anuncia que de aquí al 2024 creceremos incluso menos que el mundo. De mantenerse este cuadro, ninguno de los problemas más acuciantes encontrará una vía de solución. Para las grandes mayorías, los salarios seguirán siendo bajos y las pensiones miserables. Suena feo pero es la estricta verdad. Tampoco habrá espacio para mejorar la calidad del crecimiento, desaprovecharemos las potencialidades de la revolución tecnológica en curso y seguiremos lejos de alcanzar la sustentabilidad ambiental.

¡Tenemos que cambiar la trayectoria! La superación del estancamiento supone la confluencia de varias condiciones. Una principal es la superación de una cierta pereza intelectual. El neoliberalismo, constituido en doctrina oficial, estigmatizó todas aquellas políticas públicas que habrían podido asegurar la transición desde la “etapa fácil de la promoción de exportaciones” a una “segunda fase” de mayor valor agregado, más innovación y trabajo más calificado. Y los resultados están hoy a la vista.

La economía no es una ciencia exacta capaz de proveer respuestas únicas e inmutables. En buena parte del mundo se entiende que el pensamiento económico es abierto y dinámico. Mientras en muchos países se agita el debate incluso sobre el futuro del capitalismo y en los propios EE.UU. ganan fuerza propuestas radicales de imposición a los súper ricos, Chile es la excepción. El debate en curso sobre reintegración o rebaja del impuesto corporativo a la empresas como formas de estimular el crecimiento tiene mucho de patético. Somos una suerte de “ Corea del Norte” en materia de ortodoxia neoliberal.

Hay que superar el pensamiento único imperante. No es tarea fácil. Es abrumador su predominio en el debate oficial y en las principales facultades de economía. Aunque con más dudas, el mundo empresarial sigue todavía anclado en sus principales conceptos : estado mínimo, subsidiaridad, neutralidad productiva. Y, asumámoslo con franqueza, las ideas neoliberales penetraron también con fuerza el mundo de la centroizquierda.

Hay que poner en el centro del debate el objetivo de un desarrollo justo y sostenible y para eso se necesita una gran movilización intelectual . A diferencia de los neoliberales, asumimos que no disponemos de recetas únicas. Lo importante ahora es la confluencia de quienes tenemos una mirada crítica y estamos convencidos de que la propuesta neoliberal conduce a un callejón sin salida en materia de dinamismo económico y protección social.

Tenemos que salir de la marginalidad en la que hemos sido arrinconados. Necesitamos construir un espacio multidisciplinario , amplio pero coherente, que permita una deliberación inteligente, sin complejos, sobre nuestro desarrollo económico.

Publicado en La Tercera.