Por Jaime Ensignia
El pasado 10 de octubre fue presentado el Proyecto de Presupuesto para el año 2025 que anunciaba una política de austeridad y de recortes de cerca de 40.000 millones de Euros, de los cuales 15.000 millones afectaban al gasto sanitario y social, lo que tendrá gran impacto en el sistema de pensiones
El primer shock electoral para el presidente Emmanuel Macron se inicia en el atardecer del día 9 de junio del presente año, al recibir los resultados de la elección de la Unión Europea (UE) y enfocarse en Francia. La extrema derecha de Marine Le pen se imponía con la excelente cosecha del 31% de los votos, dejando en un lejano segundo puesto a la coalición macronista Ensemble con un 14,6% y, en tercer lugar, a La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon con un 9,9%. Las alarmas se encendieron en el Palacio del Elíseos, sede de gobierno de Francia. El presidente Macron disuelve la Asamblea Nacional (AN) de manera inconsulta, y llama a elecciones legislativas anticipadas. El objetivo central de Macron era impedir un triunfo de la ultraderecha y convertirse en el gran salvador de la democracia de la V República promoviendo un frente de centroizquierda, cuestión que no sucedió. En la segunda vuelta de las legislativas realizadas el 7 de julio pasado, el Nuevo Frente Popular (NFP) constituido, entre otros, por el partido de LFI, el Partido Socialista Francés (PSF), el Partido Comunista y el Partido Verde, obtuvo 182 bancas parlamentarias (153 en las elecciones del 2022), convirtiéndose en la coalición más votada; Ensemble bajó a 168 bancas (250 en 2022), y la ultraderecha de Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN), obtuvo 143 puestos en la Asamblea Nacional francesa (88 en 2022, en ese momento, un gran salto hacia el escenario parlamentario). Este sería el segundo terremoto electoral del presidente Macron, que quedaba detrás del NFP.
Un hecho político significativo y sin precedentes en el devenir de esta V República es la conformación del NFP, que logra integrar a los partidos del variado arco de la izquierda, los medio-ambientalistas y el mundo progresista francés obteniendo un triunfo electoral sorprendente en esta segunda vuelta. La Asamblea Nacional queda constituida por tres tercios muy antagónicos entre sí. Un hecho real, es que el NFP es decisivo para la estabilidad de cualquier gobierno en la Francia actual. El devenir político francés tras el 7 de julio, estuvo plagado de controversias entre el gobierno de Macron y el NFP en la idea de constituir un gobierno que representase el sentir del voto popular emitido en la elección última. La lógica política indicaba que Macron tuviese un primer ministro o ministra perteneciente al NFP.
El desprecio de Macron
Lo que debía ser no sucedió: en un claro desaire al NFP, Macron optó por nombrar como primer ministro a Michel Barnier, un neoliberal conservador expresión de la tradicional derecha gaullista, militante del partido Republicano, partido que obtuvo el 5% de los votos en la legislativas. Opta por entregar el ministerio del Interior a otro republicano, Bruno Retailleau personaje con una historia política a la derecha -incluso- de su partido. En el pasado, bloqueo la inclusión del aborto en la Constitución, además de oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo. De su gestión se espera mano dura en asuntos de seguridad interna, y una política de inmigración restrictiva, sin contemplaciones. En el actual gobierno, los republicanos se quedan con dos ministerios neurálgicos, algo que se ve como gran guiño a la ultraderecha francesa y a Le Pen. Sin embargo, cabe destacar que los ministerios sensibles han quedado en manos del actual presidente.
Macron ha conformado un gabinete débil y estructuralmente minoritario, que se podrá sustentar única y exclusivamente con el beneplácito del partido de Le Pen quien aun siendo derrotada en las en las legislativas es la figura más determinante para el quehacer político del gabinete del primer ministro Barnier.
El pasado 10 de octubre fue presentado el Proyecto de Presupuesto para el año 2025 que anunciaba una política de austeridad y de recortes de cerca de 40.000 millones de Euros, de los cuales 15.000 millones afectaban al gasto sanitario y social, lo que tendrá gran impacto en el sistema de pensiones. La izquierda presentó una moción de censura al gobierno por este proyecto de presupuesto que fue rechazada en la Asamblea debido a la votación de las bancadas del gobierno, y la bancada de la ultraderecha. En esta votación de rechazo a la moción de la izquierda, quedó de manifiesto la imbricación de estas dos fuerzas políticas.
El factor Mélenchon
Jean-Luc Mélenchon es uno de los dirigentes políticos más destacado de la izquierda francesa, vehemente en sus discursos, y un ácido crítico del modelo neoliberal. Fundador de LFI (2016), fue miembro del PSF, candidato presidencial en tres ocasiones, ex Senador y actualmente diputado del NFP coalición de la cual él fue uno de los principales artífices. Antes y después de las últimas elecciones legislativas, Mélenchon ha sido objeto permanente de una campaña de difamación a través de los medios de comunicación escritos y de las redes sociales que responden al poder político y económico dominante. Se le atribuye un supuesto “antisemitismo” nunca comprobado. El apoyo a la causa palestina y el programa anti-neoliberal de LFI le ha granjeado a este líder de la izquierda la animadversión de la derecha política francesa, del actual gobierno, y en determinados momentos, de otras organizaciones de la izquierda. Incluso, han tratado a Mélenchon y a LFI como organización “ultraizquierdista”.
Corolario
La pregunta hoy es ¿hasta cuándo podrá sostenerse un gobierno con esta conformación gubernamental? Existe una percepción de fragilidad extrema del actual gobierno.
De la Francia insumisa, esa Francia crítica, rebelde propagada por Jean Luc- Mélenchon, la nación gala emprende el tránsito hacia una Francia sumisa del presidente Emmanuel Macron.