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El Descaro: Piñera y Allamand se van a Europa

Vale la pena preguntarse si tiene alguna justificación este viaje, que más bien se asemeja a una despedida de fin de curso o gira de estudios de un colegio privado.

El presidente y su canciller partirán el próximo 3 de septiembre en un viaje a Europa para mostrar grandes logros de su gobierno, como la exitosa campaña de vacunación contra el Covid-19, el proceso en curso para una nueva Constitución y la recuperación económica de Chile.

La gira, pospuesta en junio pasado, contempla visitas oficiales a España, Francia, Italia, la Santa Sede y el Reino Unido. A su regreso, después de las celebraciones y ceremonias oficiales del 18 y 19 de septiembre, deberían partir de nuevo.  Esta vez a Nueva York, a la asamblea general de Naciones Unidas, aunque pudiera frustrarse por los períodos de cuarentena que debieran cumplir los viajeros.

En cualquier caso, la aspiración esencial en el viejo continente es ser recibidos por jefes de gobiernos y posar sonriendo ante las cámaras de los equipos de prensa chilenos que los acompañarán.  En España, con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y el rey Felipe VI. En Italia, un encuentro con el primer ministro Mario Draghi y con el jefe de Estado Sergio Mattarella, en el palacio del Quirinal. Para la política exterior italiana, Chile y América Latina en general, parecen una estrella muy distante.

La foto más preciada para el álbum de Sebastián

En la recolección de fotos, lo más excitante para los viajeros es trasladarse hasta El Vaticano y sostener un encuentro con el Papa Francisco. Como es sabido SS no rechaza solicitudes de visitas de jefes de estado. Con todo, aún se recuerda la cara con que el pontífice recibió al expresidente argentino Mauricio Macri y la indiferencia con que saludó a Piñera, ya como presidente electo,  en La Moneda, en enero de 2018.

Luego la rápida gira continuará a Francia para un encuentro con el presidente Emmanuel Macron, uno de los proclamados líderes en la lucha contra el cambio climático, cuando la cancillería chilena intenta, estérilmente, marcar algunas   similitudes. Baste recordar que aún se espera en América Latina la adhesión de Chile al acuerdo medioambiental de Escazú. Con argumentos cantinflescos, Piñera se ha negado tercamente a su firma indicando que “no agrega nada” a la existente legislación chilena, eludiendo el grosero contrapunto entre la naturaleza y el poderoso empresariado chileno.  

El paseo culminará en el Reino Unido, donde podrán hacer preguntas acerca de las bondades del Brexit.  Posibilidad que se había frustrado por la postergada visita del canciller británico Dominic Raab a Santiago, apreciada en su momento como un verdadero trofeo para la pobre política exterior chilena, pero cancelada a última hora, al parecer por los temas de cuarentena.

¿Por fin con Dominic Raab?


Los jefes de estado y de gobiernos europeos, en general, tienen una genuina preocupación por lo que acontece en América Latina, pero son antes que nada pragmáticos en materias de política exterior y sobre todo con un país donde hay importantes inversiones de sus empresas que han enfrentado diversos problemas en Chile, como es el caso, entre otros, del consorcio franco- italiano que ganó la licitación por la ampliación del aeropuerto de Santiago.

Se agrega la alarmante amenaza de las AFPs de recurrir al G-20, que preside Italia, como instrumento de presión política por los retiros de fondos. Además, Chile mantiene un acuerdo de asociación con la Unión Europea, uno de nuestros principales socios comerciales, por lo que llama poderosamente la atención que Piñera y su canciller no viajen hasta Bruselas para intentar concluir de una vez las ya largas negociaciones lanzadas oficialmente en noviembre de 2017 para modernizar el tratado existente, tal como lo concluyó México en abril de 2020. 

Otra omisión notable en este tour de última hora será Ginebra, sede de varias agencias de Naciones Unidas, como la Organización Mundial de la Salud, (OMS), de la Organización Mundial de Comercio (OMS) y también de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Las agendas, al parecer ya habían sido confirmadas en junio pasado para los encuentros con las máximas autoridades de esos organismos. En el primer caso con el director general, el inmunólogo etíope, Tedros Ghebreyesus.  Era una óptima ocasión para mostrar los resultados del exitoso plan de vacunación aplicado en Chile, reconocido en todas partes, así como escuchar de la primera autoridad mundial de la salud, la evolución de la pandemia y sus proyecciones. En el segundo caso, en la sede de la OMC, con la recientemente asumida directora general, la economista nigeriana, Ngozi Okonjo-Iweala. Para Chile, con gran parte de su economía dependiente del comercio exterior, era una oportunidad de estrechar vínculos de manera oficial.  Con la Alta Comisionada y expresidenta Michelle Bachelet, se había programado una entrevista por la situación ocurrida a partir del estallido social del 18 de octubre de 2019 que, de acuerdo al informe presentado por el Ministerio del Interior ante el Senado -comisión de DD.HH., en marzo 2020- dejó siete víctimas fatales y 3.343 heridos por agentes del Estado,  347 personas con mutilación ocular y cinco de ellas con pérdida total de la visión, junto a 4.817 carabineros heridos, de los cuales 82 por quemaduras y 126 por armas de fuego.  También fue cancelada esta entrevista. Si bien no es fácil presentarse ante un organismo internacional con este triste record, el mandatario podría haber intentado despejar su responsabilidad ante la amenaza de futuras acusaciones.

Visitas incómodas eludidas en viaje presidencial de última hora

Restando seis meses para concluir su mandato y vista la difícil situación que atraviesa Chile por la violencia fuera de control en la Araucanía y sin que se trate de la asistencia a una reunión multilateral, se hace difícil encontrar la necesidad real de una gira de esta magnitud.  

Al parecer una vez más la cancillería fue excluida de la planificación, la que habría sido asumida por el presidente Piñera y su nuevo asesor en materia internacional del segundo piso, Marcelo Mesa, quien prácticamente ignora al edificio Carrera.  

Así resulta obvia la interrogante abierta sobre el sentido del viaje de Piñera y Allamand. Más bien se asemeja a una despedida de fin de curso o gira de estudios de un colegio privado.

No visitar Ginebra ni la sede de la Unión Europea en Bélgica es difícil de explicar. Se puede intentar por el fracaso del equipo internacional de la subsecretaría de relaciones económicas,  que durante cuatro años busca concluir la firma del acuerdo de modernización sin éxito. 

Hay temas de los que mejor no hablar…

La pregunta obvia que ronda en las cancillerías de los países que visitarán es qué dirán Piñera y Allamand sobre el trabajo de la Convención Constituyente.  Si bien es cierto que se inició con dificultades, el buen criterio prevaleció y ya está para la aprobación el reglamento y comienzan a esbozar los primeros trazos de los que será la primera Constitución nacida de la movilización popular en la historia de Chile.  

Andrés Allamand, uno de los rostros más emblemáticos del rechazo a terminar con la carta fundamental pinochetista de 1980, fue uno de los que demonizó la opción de votar apruebo en el plebiscito del 25 de octubre de 2020.  Al respecto señaló con total seguridad al periódico español, El País, en noviembre de 2020: “Sería un gravísimo error que Chile se refundara en la nueva Constitución”,  agregando que la centroderecha obtendría un resultado claramente superior al tercio. La respuesta la dio el pueblo de Chile con el 78% de aprobación para redactar una nueva Constitución, negándole el “tercio de oro” a que apostaron los sectores más conservadores de la derecha chilena, donde se encontraban el presidente Piñera y su canciller.