Proceso Constituyente
Deben ser pocas las personas que a estas alturas crean que la idea de un nuevo pacto social para Chile no se cristalizará a través de una nueva Constitución política.
Deben ser pocas las personas que a estas alturas crean que la idea de un nuevo pacto social para Chile no se cristalizará a través de una nueva Constitución política.
“Chile despertó”. Esa es la consigna que se escucha en cada rincón del país, y todo parece indicar que no se volverá a dormir, ni aún cuando las manifestaciones en la calle amainen y haya quienes crean que es posible responder a la demanda con una serie de políticas públicas que apuntan a hacerse cargo de las necesidades sociales más urgentes.
En cadena nacional el presidente Piñera anunció una “poderosa y renovada agenda social”, que incluye importantes medidas de alivio a los grupos más postergados pero cuyo impacto efectivo es bajo.
Fuimos sorprendidos el día viernes 18 de octubre, cuando lo que se había iniciado como “evasión masiva” se transformó en una violenta protesta como resultado parcial del rechazo a revisar la medida, una falta total de empatía e inteligencia política del Gobierno y una fuerte represión a quienes protestaban y el disruptivo y desconcertante cierre del Metro.
La economía desfallece. Cerraremos el 2019 con un crecimiento de apenas 2,5%. El 2020 no será mucho mejor y el FMI anuncia que de aquí al 2024 creceremos incluso menos que el mundo. De mantenerse este cuadro, ninguno de los problemas más acuciantes encontrará una vía de solución.
Es curioso cómo el propio debate público evidencia síntomas de polarización. Ello es, sin duda, producto de una suerte de crispación, donde las afirmaciones son interpretadas, a veces antojadizamente, generando imposibilidad de diálogo y la búsqueda colectiva de salidas.
El mes de octubre, normalmente se nos viene a la memoria el octubre ruso de la revolución bolchevique. Y, hace dos años atrás se conmemoraba el centenario de la revolución rusa. Sin pretender hacer ningún parangón histórico, América Latina está teniendo su octubre rojo con los sucesos que estamos presenciando. Ciertamente este octubre en la región no es de carácter revolucionario y, es bueno que así sea.
Las cifras revelan que el modelo de seguridad basado en el populismo de la mano dura, la improvisación y mediáticos anuncios sin sustento fracasó.
Hace algunos meses Óscar Landerretche lanzó un nuevo libro: “Chacota. La república en la era del populismo”. El libro es entretenido, pues el autor busca construir sus argumentos sobre la base del uso libre de historias y películas.
La presentación del proyecto de presupuesto nacional para el 2020 tiene lugar en un contexto internacional caracterizado por expectativas a la baja del crecimiento económico internacional, un conflicto comercial chino – estadounidense cuya vía de resolución no termina de aclararse, una situación política crecientemente conflictiva en Estados Unidos y Gran Bretaña, un relativo agudizamiento de los conflictos geopolíticos mundiales y una América Latina con problemas políticos y económicos serios.
Las grandes ciudades presentan problemas complejos, cuya relevancia sabemos está relacionada con la dimensión poblacional y territorial de la ciudad, y que se manifiestan en el tránsito urbano y el transporte público, en el medio ambiente, en las redes de servicios básicos, en la recolección de residuos, en los riesgos de desastres, en la planificación del uso del suelo.