
Por Daniel Grimaldi
En el análisis de la política nacional circula con fuerza la famosa “ley del péndulo”. Esta “ley” describe el fenómeno de la oscilación inevitable de las preferencias de los ciudadanos de un extremo a otro, como producto de los excesos de un sector político determinado. Hoy, esta tesis propone que, en Chile tras el estallido social y el inicio del primer proceso constituyente, las preferencias de los ciudadanos se orientarían en el sentido contrario del péndulo hacia el orden y el statu quo. Muestra de ello sería el rechazo de la primera propuesta constitucional por sus excesos y en su lugar, los ciudadanos preferirían mayor estabilidad y seguridad, favoreciendo a las propuestas de los sectores más conservadores de la derecha; una vuelta del péndulo al lugar de antes o un “retorno al oasis perdido” como dijo Juan Pablo Luna en otra columna.
A nuestro juicio, la manera en que se está utilizando esta analogía pendular tiene varios errores. El más evidente es que en física la oscilación de un péndulo es regular y los cambios de gobierno son mucho menos regulares en su orientación ideológica, no son predecibles del todo, ya ahí la categoría de “ley” de esta analogía, se cae. Luego, porque se sugiere una polarización de la sociedad que no es tal, la tesis asume a los polos como únicas preferencias deseables, desechando posiciones intermedias o incluso fenómenos más nuevos fuera del eje izquierda-derecha, ¿o acaso la desafección de los ciudadanos con la política no cuenta como preferencia o el rechazo a una propuesta implica la aceptación inmediata de la otra? … ¿no estaremos viendo espejismos?
Si gustan las analogías de la física para aplicarlas a la sociedad, al menos éstas debieran ser más completas en la explicación. El experimento del péndulo de Foucault en 1851 mostró algo más interesante que un movimiento en dos sentidos, demostró que el péndulo oscilaba en distintas direcciones siguiendo las manecillas del reloj por efecto de la rotación de la tierra sobre su eje. Así, el movimiento del péndulo de izquierda a derecha es solo una ilusión, la verdad es que, si se observa bien, sus extremos cambian porque la sociedad también se mueve. Esta es una dimensión más interesante de esta analogía si se quiere usar.
Abusar de la idea del péndulo en política nos conduce a un reduccionismo inadecuado para el grado de complejidad que viven nuestras sociedades. Si la política fracasa una vez más en su intento de comprender qué desean los ciudadanos, queriendo llevarnos a un orden pendular donde ahora el statu quo del Chile del pasado es mejor que cambiar para los desafíos del siglo XXI, no lograremos cerrar el ciclo de la inestabilidad social y política. Menos péndulo y más brújula.

Daniel Grimaldi
Director Ejecutivo Fundación Chile21.