La violencia en el lugar de trabajo es una crisis que exige una acción inmediata y decidida.
La violencia en el lugar de trabajo es un problema de dimensiones alarmantes que requiere una atención inmediata y exhaustiva. Este fenómeno, que trasciende fronteras nacionales, ha sido objeto de estudio en encuestas recientes tanto a nivel global como local, revelando una realidad preocupante. Así lo ha demostrado la reciente encuesta sobre experiencias de violencia y acoso en el trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Fundación Lloyd’s Register Gallup, presentada en el mes de diciembre del año 2022, siendo el primer ejercicio para mirar la violencia en el trabajo en sus distintas dimensiones (física, sexual y psicológica). En el caso chileno, la encuesta sobre violencia societal de la Fundación Chile 21, presentada en el mes de septiembre del año 2023, muestra cifras inquietantes.
Según la encuesta de la OIT, “la violencia y el acoso en el trabajo es un fenómeno generalizado en todo el mundo”, evidenciado con los datos que indican que el 20% de los trabajadores ha experimentado algún tipo de violencia durante su vida laboral. De las personas que han sufrido violencia, al menos un 31,8% señala que ha experimentado violencia en una de las modalidades.
El estudio destaca que ciertos grupos, como los jóvenes, migrantes y trabajadores asalariados, son particularmente vulnerables a estos abusos, siendo las mujeres quienes enfrentan un mayor riesgo de violencia en comparación con sus colegas masculinos.
Los impactos de la violencia en el trabajo son profundos y multifacéticos, afectando tanto la salud física como mental de los trabajadores, así como su progreso profesional y estabilidad financiera. Por lo tanto, es fundamental abordar este problema desde una perspectiva de salud pública y laboral, implementando políticas integrales que promuevan un entorno laboral seguro y respetuoso.
Mirando a Chile, la encuesta sobre violencia societal de la Fundación Chile 21 revela cifras igualmente alarmantes, con una representatividad del 46% del padrón electoral.
Frente a la pregunta ¿Ha sufrido Ud. alguna vez en la vida alguna de las siguientes situaciones?, un 31% planteó que había sufrido sobrecarga de trabajo o menoscabo de su función y, de ellos, el 20% lo había sufrido el último año. Un 30% planteó que había sufrido acoso u hostigamiento laboral y, de ellos, un 20 % lo había sufrido el último año. Un 20% sufrió acoso sexual y, de ellos, un 12% lo había sufrido el último año. En esta misma pregunta, un 19% planteó haber sufrido maltrato de la jefatura, habiendo reconocido dicho maltrato el último año un 14%. En cuanto al maltrato de colegas o compañeros de trabajo, un 15% señaló haberlo sufrido y, de ellos, un 13% lo vivió el último año.
Desde el punto de vista del género, se verifica que un 33% de mujeres planteó que había sufrido acoso u hostigamiento laboral y un 27 % en el caso de los hombres. Un 28% de mujeres sufrió acoso sexual y un 11% en el caso de los hombres. Un 20% de mujeres planteó haber sufrido maltrato de la jefatura; en el caso de los hombres, un 18% . En cuanto al maltrato de colegas o compañeros de trabajo, un 15% de mujeres señaló haberla sufrido; y un 16% de hombres.
Cuando se pregunta en el estudio ¿Qué tipo de persona la ha agredido más a Ud.?, aparecen los(as) compañeros(as) de trabajo y colegas con un 6%, la jefatura o el jefe(a) con un 4%. Ante la pregunta ¿Qué tipo de persona ha sido más agresiva con Ud.?, el estudio es revelador al señalar que un 17% muestra como la persona que ha sido más violenta al jefe o patrón, quedando en un 13% un colega de trabajo.
Respecto del espacio físico donde se vive la violencia y ante la pregunta sobre ¿Dónde ha vivido situaciones violentas?, un 30% responde que en el trabajo.
El estudio también identifica los grupos sociales más susceptibles de vivir violencia. Al respecto aparecen las mujeres con un 54%, los adultos mayores con un 53%, los niños y niñas con un 46%, los inmigrantes con un 44%, las personas LGTBI (LGTBIQ+) con un 41% y los trabajadores con un 30%, unido a los indígenas con un 29%.
Como es posible advertir, los número son alarmantes, dado que estamos muy por encima del promedio mundial del que da cuenta la OIT y, por otro lado, estamos en el promedio de las Américas, la zona más violenta para trabajar según el estudio.
Por ello, mejorar estos indicadores, plantear políticas que sean efectivas y generar cambios a nivel empresarial, son cuestiones que no pueden esperar en el ámbito laboral.
Es alentador ver que Chile ha ratificado el Convenio 190 de la OIT sobre violencia y acoso en el trabajo, así como la reciente aprobación de la Ley Karin, que aborda aspectos relacionados con este tema. Sin embargo, es necesario fortalecer aún más estas medidas y trabajar en colaboración con empleadores, trabajadores y la sociedad en su conjunto para erradicar la violencia en el trabajo.
La violencia en el lugar de trabajo es una crisis que exige una acción inmediata y decidida. Los avances hasta la fecha son alentadores, pero queda mucho por hacer para garantizar que todos los trabajadores puedan desempeñarse en entornos laborales seguros y libres de violencia.