- G20 inocuo, sin embargo finaliza con encuentro clave al cierre: Trump- Xi Jinping.
- EEUU en varios frentes: tregua en guerra comercial suavizaría veto a Huawei; aranceles x migrantes en la relación México-EEUU; vientos bélicos en el Golfo pérsico y Acuerdo Nuclear en jaque.
- España: el PSOE baraja sus cartas como gobierno de minoría
- Venezuela y la visita de la Alta Comisionada Michelle Bachelet: fin de las especulaciones.
- Argentina: debacle económica del Gobierno de Macri frente a las elecciones presidenciales de octubre.
La agenda internacional en el último mes estuvo principalmente centrada en la reunión del G20 realizada en Osaka, Japón, el 28 y 29 de junio pasado. En la declaración final, el G20 no critica directamente el proteccionismo trumpista, sin embargo advierte sobre los riesgos que supone acentuar políticas proteccionistas para la economía mundial. La declaración de Osaka es considerada como un comunicado insustancial en relación a los grandes desafíos que el mundo enfrenta. Para la agenda internacional, más significativo que la reunión G20 en sí, es su telón de fondo marcado por tres grandes cuestiones: 1) la guerra comercial; 2) la crítica situación en el golfo pérsico, es decir, las tensiones entre Irán y los EEUU; y 3) el debate sobre el cambio climático.
1. La guerra comercial que afecta la economía mundial se desato el 6 de julio de 2018 con las alzas de aranceles impuestos por la administración de Trump a productos chinos que desde julio 2018 al 10 de mayo de 2019 alcanza los USD 450.000 millones. En este mismo periodo, China aplica aranceles por USD 170.000 millones a productos norteamericanos. La búsqueda de soluciones a esta confrontación comercial –para muchos, una guerra por la hegemonía tecnológica- parecía infructuosa hasta el desarrollo del G20. El encuentro de los dos líderes, Trump y Xi Jinping, en el marco del cierre del G20 marca el pacto de una nueva tregua al retomar contacto los grupos negociadores de ambas naciones. Incluso en declaraciones posteriores, Trump, se vio dispuesto a suavizar el veto a la empresa de telecomunicaciones Huawei. Los mercados y las bolsas internacionales han podido contar -a lo menos, por algunos días- con certidumbres en el plano de la economía global. No obstante, Trump ha señalado vía Twitter que China deberá realizar mayores sacrificios en su apertura comercial en relación a EEUU. Cabe recordar que las alzas de los aranceles no tan solo se fijan con China, sino también con países de la Unión Europea y con Canadá. Asimismo, Trump amenazó con elevar los aranceles a los productos manufacturados e industriales provenientes de México por la supuesta política de “puertas abiertas” a la migración proveniente de Centroamérica. México se comprometió a frenar el flujo de inmigrantes, sellando un acuerdo migratorio con las autoridades norteamericanas con lo cual Trump determina la suspensión de aranceles a su vecino del sur.
2. Las tensiones entre Irán y EEUU se agudizan debido a supuestos ataques iraníes a barcos petroleros en el Golfo de Omán. Las autoridades iraníes niegan este tipo de hechos. EEUU acusa directamente a Irán. El derribo de un dron estadounidense vuelve a agitar vientos de un conflicto militar. El Acuerdo Nuclear firmado el 2015 entre Irán, Alemania, Francia, el Reino Unido, China y Rusia, aprobado por EEUU bajo el presidente Obama fue desahuciado por Trump. Su objetivo central era limitar el enriquecimiento de uranio por parte de los iraníes y levantar las sanciones económicas que se había impuesto a Irán; mantenerlo pretendía alejar la posibilidad que Irán produzca misiles y la bomba atómica. Paralelamente a la Cumbre G20, se reunían en Viena representantes de las naciones involucradas en el Acuerdo intentando mantener a flote el compromiso y bajar las tensiones entre Irán y los EEUU.
3. Cambio climático. Diecinueve de los países miembros del G20 –todos excepto EEUU- expresaron su apoyo a la implementación del Acuerdo de París, COP21, contra el Cambio Climático (diciembre del 2015). Habrá que ver como los participantes de esta G20 fortalecen las medidas propuestas por la COP21 y como enfrentarán la próxima COP25 que se realizará en Chile. La Agenda del Cambio Climático se ha tomado el escenario internacional y convoca a grandes multitudes, especialmente a jóvenes.
Tras la G20, el presidente Trump viaja a Corea del Sur y, aparentemente vía Twitter, genera un encuentro con el líder norcoreano Kim Jong-un en la zona desmilitarizada. Trump es el primer presidente de los EEUU que cruza la línea de demarcación y junto a Kim Jong-un y avanza unos pasos en el territorio de Corea del Norte. Ambos líderes acuerdan retomar las conversaciones sobre la desnuclearización de Corea del Norte. ¿Golpe comunicacional, convencimiento de reanudar sinceramente las negociaciones, nueva forma de hacer política internacional por parte de Trump?
La agenda internacional y sus implicancias para la región. Para el progresismo latinoamericano y chileno es importante que se pueda constreñir la llamada guerra comercial entre las grandes potencias. Para un país como Chile, las políticas proteccionistas del gobierno de Trump y el alza de aranceles a los productos de importación en los EEUU afecta negativamente a una economía tan abierta al mercado mundial como la chilena. Importante, también para el progresismo, es la consecución de la paz entre las naciones, en este caso, en el conflicto Irán-EEUU. Los efectos de una guerra no tan solo están focalizados entre las naciones en conflicto sino que tienen un correlato negativo para la economía mundial y la estabilidad política y social de las naciones. En lo que respecta al cambio climático y la celebración de la COP 25 en Chile, es previsible que la agenda del progresismo chileno se vea favorecida con las implicancias de este evento, puesto que prioriza las temáticas medioambientales al exponer al país en un escenario internacional.
Europa
Tras las elecciones generales españolas del 28 de abril pasado y las del Parlamento Europeo el 26 de mayo, el Partido Socialista Obrero Español, se ha erigido como el partido ganador en el escenario político español. Pedro Sánchez, el líder socialista, recibió el encargo del Rey Felipe IV de formar gobierno. Sánchez inició conversaciones con todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento Español a excepción del partido ultranacionalista Vox. Se observa cierta tendencia a conformar un gobierno de minoría, puesto que los socialistas tienen 123 escaños sobre 350 del parlamento. Para obtener mayoría en el legislativo necesita los votos de 176 congresistas. En conversaciones con Unidas Podemos, el partido que dirige Pablo Iglesias, se han asegurado sus votos siempre que se conforme un gobierno de coalición. Hasta el momento, Sánchez ha manifestado que será un gobierno de socialistas, esto implica que partidos como Unidas Podemos y otros más pequeños votarían por un gobierno de minoría socialista propuesto por Sánchez. Una reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) le entrega al PSOE y a Sánchez una intención de voto del orden del 39,5%, aumentando en más de 10% su votación con respecto a las elecciones de abril (28,9%). Celebrar nuevas elecciones generales puede llevar a los demás partidos a perder más caudal electoral, a excepción del PSOE, que se ve fortalecido en la actual coyuntura política española y refuerza su propuesta de constituir gobierno de minoría. Se trate de un gobierno de minoría o de coalición, el hecho de que la cuarta potencia económica de la Unión Europea sea gobernada por un socialista es de gran relevancia para las fuerzas políticas progresistas y socialistas europeas, con repercusiones políticas para las fuerzas progresistas chilenas y de la región.
América Latina. La crítica situación que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela es un tema ineludible de la agenda regional e internacional. Entre el 19 y 21 de junio, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, se instala en Caracas e investiga la situación de los DDHH en ese país. Se reúne con las más altas autoridades del gobierno, incluido Maduro, con representantes de la FFAA, con miembros de la Asamblea Legislativa, con Juan Guaidó, con líderes económicos, con las víctimas de atropellos de los DDHH y con familiares de los presos políticos en tres días de intenso trabajo. Bachelet abandona Caracas en el momento en que el gobierno encarcela a un grupo de militares acusados de planear un atentado en contra de Maduro. Uno de ellos, el capitán de corbeta, Rafael Acosta Arévalo, fallece como producto de las torturas por parte de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). El Informe de Bachelet es descarnado, denuncia el atropello sistemático de derechos económicos, sociales y culturales, e insta al gobierno de Maduro a detener las graves violaciones a los DDHH. Constata la cifra de 5.287 muertes (en 2018) como consecuencia a la “resistencia a la autoridad”; llama la atención sobre la emigración sin freno y el deterioro profundo del sistema democrático. El informe es demoledor con respecto al gobierno de Maduro que, por cierto, lo rechazó presentando 70 observaciones. La visita de la Alta Comisionada y el documento producido en ese contexto es un punto de inflexión en el tratamiento de la situación venezolana. Para Chile, en particular, resulta altamente significativo el proceso porque pone fin a las especulaciones sobre la posición de Michelle Bachelet con respecto a la crisis de Venezuela.
Repercusiones para América Latina y el Caribe. La situación actual venezolana se ha convertido en un conflicto político internacional y una piedra en el zapato para el progresismo latinoamericano. Para las grandes potencias: EEUU, Rusia y China, la situación de este país parece dirimirse en una especie de tablero de ajedrez. Particularmente la postura de los EEUU con sus amenazas de “intervención” militar en esta nación, en el contexto histórico de América Latina y el Caribe y este tipo de políticas de la nación del norte, dificulta la posibilidad de una salida política al conflicto. La manipulación y abuso por parte de la derecha política del continente del drama de esta nación (plasmada en instrumentos y slogan de campaña electoral como “Chilezuela”, “Argenzuela” y “Mexizuela”) preocupa profundamente al mundo progresista y de la izquierda democrática de la región. La gran mayoría de la izquierda y del progresismo chileno no avala de ninguna manera los atropellos a los DDHH y a las garantías democráticas del régimen de Maduro desde hace un buen tiempo. Son cada vez más minoritarios los partidos políticos chilenos o personalidades políticas que siguen avalando el gobierno de Maduro, sin embargo, estos pocos casos, son explotados ad infinitum por sectores de la derecha política.
Argentina. En este año 2019 la nación argentina entra en un proceso electoral de enorme trascendencia para el país y para la región. El 27 de octubre tendrá lugar la primera vuelta electoral presidencial; paralelamente se elegirán 130 diputados y 24 senadores nacionales. Si ningún candidato presidencial alcanza el 45% de los votos o, bien el 40% de los votos con una diferencia de 10% por sobre el segundo, habrá balotaje el 24 de noviembre. En lo que va del año ya 14 de las 23 provincias argentinas han tenido elecciones a gobernador (cabe recordar que Argentina es un país federal, en donde las provincias y sus autoridades tienen cuotas importantes de autonomía y poder político). Sólo en una de ellas, Jujuy, ha ganado el oficialismo, mientras que en las restantes han triunfado candidatos opositores, en su mayoría peronistas.
La presidencia de Mauricio Macri arroja un balance socioeconómico escabroso: el país está sumido en un proceso de recesión con alta inflación (57,4% proyectado para 2019); el índice de pobreza supera el 33,6% con un 6,1% de indigencia; la desocupación sobrepasa los dos dígitos (10,1%); el tipo de cambio peso/dólar frenado artificialmente con altísimas tasas de interés y niveles inusitados de endeudamiento externo, que en la gestión de Macri ya suma USD 190.081 millones. Lejos de las versiones que predominan en la prensa chilena, el gobierno de Macri está atravesado por graves capítulos de corrupción en la justicia; turbias licitaciones de obras públicas que involucran a sus parientes y una millonaria fuga de capitales que empobrece al país cada día.
En el terreno político, el escenario electoral fue noticia permanente desde el 18 de mayo pasado, cuando la ex presidenta Cristina Fernández postula a Alberto Fernández como candidato presidencial, relegándose al segundo lugar de la fórmula, como candidata a vicepresidenta. La decisión de CFK sacude el tablero político argentino y abre la posibilidad de que esta fórmula Fernández-Fernández amplíe su base de apoyo político-social a otros sectores del peronismo, como de hecho sucedió al incorporarse el ex candidato presidencial Sergio Massa, líder del Frente Renovador y otros líderes que, en el estilo dialogante de Alberto Fernández, acercaron posiciones con el “Frente de Todos” como se ha dado en llamar al conglomerado político. Obligado por esta sorprendente movida política, el actual presidente y candidato Macri reacciona proclamando como compañero de fórmula a otro peronista, el senador Miguel Ángel Pichetto. Si bien acerca a algunos sectores peronistas, la decisión le trae inconvenientes con su socio político, la Unión Cívica Radical. El 11 de agosto se celebrarán las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), proceso que muchos ven casi como una primera vuelta electoral, ya que las principales fórmulas presidenciales y a gobernadores de cada sector, están decididas y lo que se pondrá en evidencia, es la relación de fuerzas entre los bloques mayoritarios. Estos son: “Frente de Todos” con la fórmula Fernández-Fernández y “Juntos por el Cambio”, con Macri-Pichetto. A gran distancia se ubica “Consenso Federal”, encabezada por el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, que también lleva como vicepresidente a un peronista, el gobernador de Salta, Juan Manuel Ortubey. Un territorio clave en la disputa electoral es la Provincia de Buenos Aires, que concentra un tercio del electorado nacional. Allí las principales fuerzas en campaña están encabezadas por la actual gobernadora macrista, María Eugenia Vidal –la figura política mejor posicionada del macrismo- y el ex ministro de economía de Cristina Fernández, Axel Kiciloff, quien ha crecido notablemente desde que lanzó su candidatura pocos meses atrás. La campaña electoral hacia las PASO en agosto y luego la primera ronda en octubre ya está desatada. En general, las encuestas por ahora le dan ventaja que ronda los 8-9 puntos a la dupla Fernández por sobre Macri-Pichetto en la primera vuelta, y una leve ventaja a la misma fórmula en una eventual segunda vuelta. Tanto Mauricio Macri como Cristina Fernández tienen un alto porcentaje de rechazo, factor determinante en la segunda vuelta electoral.
Efectos políticos de esta elección
Para el progresismo latinoamericano, la elección argentina revise vital importancia estratégica. Una victoria presidencial de la dupla Fernández sería punta de lanza en la disputa política del progresismo y la izquierda democrática en la región, precisamente cuando gobiernos de derecha cuestionan avances democráticos, de justicia social y de derechos humanos cosechados, sobre todo, en la primera década del siglo XXI y el poder de sectores de ultraderecha es mucho más que una amenaza, como lo demuestra el caso de Brasil. Para Chile, en particular, no resulta neutral lo que suceda en las elecciones del país con quien comparte la segunda frontera más larga del mundo y con quien tiene importantísimos vínculos políticos, económicos y socioculturales.